La discapacidad intelectual también conocida como retraso mental, según la American Association on Mental Retardation en su novena edición del manual de clasificación y diagnóstico Mental Retardation: Definition, ClassWcation and Systems of Supports (AAMR, 1992) define el retraso mental como:
“Retraso mental hace referencia a limitaciones sustanciales en el funcionamiento actual. Se caracteriza por un funcionamiento intelectual significativamente inferior a la media, que generalmente coexiste junto a limitaciones en dos o más de las siguientes áreas de habilidades de adaptación en comunicación, autocuidado, vida en el hogar, habilidades sociales, utilización de la comunidad, autodirección, salud y seguridad, habilidades académicas funcionales, tiempo libre y trabajo” (Luckasson et al, 1992).
Se caracteriza por un funcionamiento intelectual significativamente inferior a la media. Se define en función de un Coeficiente intelectual de aproximadamente 70-75 o inferior, obtenido mediante evaluaciones realizadas con uno o más test de inteligencia, administrados individualmente.
El retraso mental debe manifestarse antes de los 18 años de edad
La definición de la AAMR establece cuatro dimensiones diferentes de evaluación:
Dimensión 1: Funcionamiento intelectual y Habilidades adaptativas
Dimensión II: Consideraciones Psicológicas/Emocionales
Dimensión III: Consideraciones Físicas/Salud/Etiológicas
Dimensión IV: Consideraciones ambientales
La Organización Mundial de la Salud (1992) define el retraso mental como:
“Una condición de detención o incompleto desarrollo de la mente, que está especialmente caracterizada por el empeoramiento de las habilidades (cognitivas, de lenguaje, motoras y sociales) y que se manifiesta durante el período de desarrollo.”